jueves, 3 de julio de 2014

Incoherencias de los prejuicios


Según el pensamiento de la nueva era no hemos de alimentar lo negativo, porque al focalizarlo, incluso para algunos pensadores solo con "mencionarlo" contribuimos a su creación.
Esto ya ha pasado al imaginario común; si planteas la necesidad de solucionar un problema, o una falta de comunicación, fácil es escuchar: "No seas tan negativo/a."
Es como cuando estás aprendiendo a conducir y tu profesor te dice que si ves un obstáculo en la carretera no le mires, porque si no vas a chocar contra él. Debes mirar únicamente al trayecto que has de seguir. Lo que pasa es que mirar a otro lado es una reacción al hecho de que "ya lo has visto". Creo, sin duda, que lo "negativo" hay que verlo, a a veces mirarlo cara a cara, para poder ocuparse de ello, sea evitándolo, o cambiándolo.

Luego hay otro nutrido grupo de (ellos creen) "nuevos" pensadores que hacen justo lo contrario: Todo lo que "huela" a creencia en el poder mental o en las nuevas (algunas bastante antiguas) formas de conocimiento lo desechan por inapropiado. Esta gente mete en el mismo saco, por ejemplo, el taichi, el yoga, el tarot, la investigación paranormal, los horóscopos, el mediumnismo o el método Silva. Todo son bobadas. Y ejercen una labor incluso de militancia merecedora de mejor causa: "No creo en eso; y quien crea en ello está mal de la cabeza."

No se llaman a sí mismos "escépticos", sino que nos llaman a nosotros "enfermos mentales."

¡Anda, si resulta que la que acaba de decir esto es la misma que antes me decía "No seas tan negativa"!

Pues no tengo yo muy claro quién es el enfermo/a mental aquí.