domingo, 2 de febrero de 2014

Adularia: Piedra de la Luna.

La piedra de la feminidad física y sicológica, antiguamente se usaba contra la esterilidad y contra los problemas causados por la maternidad. Otro nombre por el que se conoce es "piedra de la Madre Tierra"

Su resplandor blancuzco azulado y lechoso se llama adularescencia, y varía su tono según la energía de la persona. Sus  tonos se hacen más azules o violetas cuando esta es positiva, y cuando sucede lo contrario la adularescencia tiende al gris o al pardo. También sirve de termómetro su grado de transparencia, tendiéndose a hacer más opaca la piedra cuando la energía no fluye tan bien como debería. Es este caso la propia adularia hace de desintoxicante.

Además despierta la pasión y la ternura, apoyando el crecimiento interior, la transcendencia espiritual y los trances, por eso sobre todo actúa sobre el séptimo chakra. De ahí que se llame también Piedra de la Espiritualidad.

Ónix o Ónice: La Piedra de la objetividad


La principal virtud que aporta el ónice es la estabilidad, la constancia, el aplacamiento de la inquietud producida por el miedo al cambio.

Da sensación de seguridad, de equilibrio orgánico, de enraizamiento a la tierra.

El chakra sobre el que actúa cuando la usamos para la meditación es el primero.

sábado, 1 de febrero de 2014

El infierno

El mal que existe en el mundo se alimenta de nuestros miedos.
El infierno interior se inicia aquí en la Tierra.
Como si su humanidad hubiera quedado aniquilada, algunas almas que cometen actos despreciables viven para infligir a otras el infierno que llevan dentro. En tales casos, el infierno interior  para ellas no es otra cosa que la certeza de que el amor no existe, y que el poder sólo puede obtenerse causando sufrimiento a los demás.
Nuestro propio infierno interior puede ser una inseguridad e inflexibilidad que nos mantenga impermeables al amor. El infierno puede vivirse como un sentimiento inabarcable de codicia, lujuria, envidia, paranoia, enfermedad mental, miedo, rabia, autodesprecio, obsesión o soberbia.
El infierno es oscuro y pesado, frío, ilimitado, y en él reinan la soledad y la desesperanza.

En mis sueños



En mi mundo de los sueños tengo una casa de piedra con tres pisos y una gran azotea, desde la que se ven los bosques y las montañas.
 Y vivo con hombres a los que amo profundamente, quiero como hermanos y confío en ellos como amigos, no necesito ser infiel, ni sufrir innecesariamente por los celos.
En mi mundo de los sueños cuando un gato se queda encerrado en un garaje, los vecinos del inmueble no paran hasta rescatarle haciéndole libre, aunque hubiesen acabado de acostarse colmados de cansancio.
Y muchos desconocidos me llaman para que yo expulse a sus demonios, levantando la mano derecha frente a sus caras y diciendo: Alahu Ahbar, y a la tercera o cuarta vez el demonio se va, el ser inocente queda libre.
En mi mundo de los sueños, sé que sueño, por eso puedo montarme en el autobús y decirles a los que van montados a mi lado: "Vosotros vais montados en mi sueño, yo os he creado, formáis parte de mi sueño" Y me entienden y les entiendo aunque hablemos distintas lenguas, porque así es el mundo de mis sueños.
Pero anoche, cuando monté en el autobús y les dije que yo estaba soñando y les había creado, parecieron extrañados. Una mujer de pelo largo y rubio, cogido en una coleta, con un abrigo de color tostado y una mochila al hombro me dijo que puede que yo estuviera soñando, sí, pero ellos no eran creaciones mías sino reales. Me invitó a bajar del autobus y a dar una vuelta:
 -Fíjate bien en todo lo que veas, y cuando te despiertes busca información sobre ello. Verás como existe en realidad.
Caminábamos por amplias calles, rodeadas de parques, que parecían diseñadas para conductores, no para peatones. Había una sensación de frío, de silencio, y respetuoso distanciamiento entre los peatones. Los letreros eran confusos y me esforcé por recordar un rótulo sobre una puerta amplia: Althotel, o Hotel Alt o algo así. Pensé:" Mañana lo buscaré en Google". Luego entramos en un edificio enorme y blanco que pensé sería un hospital, pero no, era una escuela. Por las caras de la gente y por su físico sentí que aquel era el norte de Europa, Suecia, Finlandia, algo así. Luego caí en un verdadero sueño y no recuerdo más. Pero esto me dejó intrigada y fui al ordenador y leí: Alt hotel, Montreal.
Estas son cosas raras que son normales en los sueños. Aunque a veces trozos del sueño salen a la realidad, lo cual es aún más raro.
 El otro día, por ejemplo, cuando bajé a sacar la basura ya eran las dos menos cuarto de la madrugada. Suelo sacarla antes, o al día siguiente muy temprano, pero, no recuerdo por qué razón tenía que sacarla a esa hora extraña. La calle nocturna se hallaba silenciosa y vacía y allá al fondo, cerca de la esquina, junto a una tienda que lleva ya años abandonada, una figura negra en la distancia permanecía quieta, parada mirando hacia la parte de la calle donde estaba yo. Era la figura de un hombre, por su silueta en vaqueros arrugados, cazadora vieja y las rodillas un poco flexionadas, como de alguien muy cansado. Las manos le caían flojas a ambos lados del cuerpo. Y lo raro es que no se movía nada, quiero decir, absolutamente nada. Quiero decir, aquella quietud, aquella negrura, a aquellas horas, daba miedo. Cuando entraba de nuevo en el portal, aquel ser seguía allí, inmóvil, como esperando ¿qué? Al acostarme pensé en ello y en la tienda de al lado. Ese negocio lleva tanto cerrado que ya recuerdo ni qué se vendía allí.
Curiosamente cuando mi hijo pasa al lado, nunca le he dejado que se pare, o que suba y baje los dos o tres escalones de la puerta. Es un sitio que, decididamente, nunca me ha gustado. Esta coincidencia me desconcierta y no quiero pensar más en ello.
Pero yo ya he visto antes a estas figuras que miran, absolutamente inmóviles.
En mi mundo de los sueños, no son siluetas negras, tienen cara y actitud, pero sí que están muy quietos, como vigilando. De hecho, yo los llamo así "los vigilantes". Pero en realidad, no estoy segura de lo que hacen. Una limpiadora de almas a la que se lo comenté se rio de mi ignorancia; ella los cree esperadores de almas que navegan en sueños. Aguardan la ocasión de pegarse a un alma para habitar un nuevo cuerpo. Esto me volvió a desconcertar. Cuando algo me sorprende mucho, no me gusta. Me molestan las sorpresas; producen inquietud, y por tanto, angustia, y por tanto bajan la vibración de la energía, o incluso la dilapidan sin sentido. La sorpresa me deja tensa y sin recursos, por eso la sorteo, como un torero al astado con el capote.
En mi mundo de los sueños, también caben los mundos de los sueños de los otros.

La espera


Por la ventana abierta al verano entra la luna de julio. 
Las mujeres, todas de gala en sus mejores vestidos, esperan sentadas, sufriendo el calor agobiante.
La mayor parte de las mujeres son jóvenes; algunas pertenecen a la familia, otras han venido de muy lejos, todas son conscientes de la importancia del suceso.
 Guardan silencio no absoluto, porque los murmullos están permitidos, pero siempre suaves, rápidos, casi imperceptibles.
Las mujeres, todas serias debido a la trascendencia del acto, permanecen sudorosas dentro de un amplio salón marcando con sus asientos los límites, y de vez en cuando lanzan miradas, no muy directas, pero cargadas de intención, a la puerta cerrada tras la que deben estar transcurriendo los hechos. Y ahora mismo, siguen con los ojos la silueta rápida pero tranquila que se levanta y atraviesa la gran sala para desaparecer por unas escaleras hacia la planta superior de la vivienda. Esta figura, probablemente alguien muy vinculado a la familia de la novia, no quiere que las otras mujeres perciban su nerviosismo. 
Ya hace una hora que callaron los músicos, se apaciguó la gente y los invitados sabiamente distribuidos por su sexo, se relajan guardando fuerzas para la fiesta de luego...
Sí, la madre está inquieta pero disimula, porque son varias las lenguas malditas que esperan ver confirmadas sus calumnias. Aunque la novia ha sido sabiamente instruida sobre medidas a tomar ante cualquier contrariedad posible, siempre puede surgir algo imprevisto. a pesar de que ella, como buena madre, ha sabido preverlo todo, absolutamente todo. Las armas de la mujer son la previsión y la paciencia. Pero... ¿y si han dicho la verdad las lenguas maldicientes....?
Siguen pasando minutos.
La madre dijo a su hija: “Nunca menos de tres cuartos, ni más de hora y media...” Así que el intervalo forzoso ha de ser breve. Frente a ella esperan las mesas servidas, los focos de colores, los regalos. 
Más arriba, charlando al frescor de la azotea bajo una jaima carísima, aguardan los hombres. Uno de ellos, abstraído, no habla, ni los otros quieren preguntarle. Al fin y al cabo, ¿a quién le importan esas cosas de mujeres, que ellas han de saber ocultarles? Beben té y bromean sobre temas banales.
Debajo la madre suspira angustiada, se seca el sudor y hace un esfuerzo para bajar las escaleras preparando la sonrisa que demuestre sin lugar a dudas una seguridad que no posee, gozando, erguida la cabeza, de sus últimos instantes de protagonismo frente a las otras mujeres, antes de que la releve la joven esposa que habrá de salir de la alcoba sujetando en sus manos la mancha sangrienta y triunfante...
Pasan los minutos.
Bajo la luna creciente de julio, el tiempo se ha detenido.

Cuarzo ojo de tigre: Piedra de la libertad.

La piedra que abre el tercer chakra y nos conecta con nuestro propio poder. Por eso ayuda a quienes siendo creativos les cuesta llevar a la práctica sus ideas o potencialidades, calmando su ansiedad y dándoles autoconfianza. Es decir, les ayuda a tener los pies en la tierra y ser resolutivos. De ahí que se llame también la Piedra de la independencia.

Y como la consecución de logros materiales suele ir acompada del éxito económico se llama también la Piedra del dinero.

Físicamente, ayuda al sistema digestivo.

Y existe una tradición en el mundo árabe de regalar a la esposa joyas fabricadas con ojo de tigre como prevención a la infidelidad. (Yo relacionaría esto con la anteriormente mencionada cualidad de dar seguridad en uno mismo.)

Es preferible llevarla en forma de pulsera o anillo, y engarzada en plata.


Turmalina negra: Piedra de la serenidad

Es una buena piedra para tener sobre la mesa cuando se está estudiando, pues ayuda a la concentración, relajando los nervios y calmando las emociones.  De ahí que también sea buena para la meditación.

Su color negro permite que la energía negativa se descargue hacia la tierra, quitando la energía no conveniente para nosotros que nos venga de fuera, así como la generada en nosotros mismos. Así se suaviza nuestro carácter, llevándonos a la gentileza y a la ternura.

Un collar de turmalina combinado con cuarzo hialino creará un fuerte campo protector alrededor de la persona que lo lleve. Precisamente por eso no conviene abusar llevándolo mucho tiempo, porque nos puede llevar a la incomunicación y al agotamiento.

Es más efectiva sobre los chakras segundo, tercero, cuarto y quinto, favoreciendo su alineamiento y equilibrio.

Calcedonia: Piedra de los cantantes


Aparte de la propiedad que le da nombre, su color azul hace que, como casi todas las azules, favorezca la comunicación, y en el caso de la calcedonia la comunicación de la verdad que surge a través de la palabra hablada, altamente tranquilizante para expresarse con calma cuando se está enfadado, llevando a la amabilidad y la cordialidad.

Aleja de los ataques síquicos y de la magia negra, sobre todo combinado con el diaspro.

Por supuesto sus principales chakras son el quinto, el sexto y el cuarto.

Ámbar: La protección

No es una piedra, sino una resina, y quizá es de las que hay que llevar con más consciencia.

Se ha usado tradicionalmente como protector contra el mal de ojo, pero sobre todo proteje a aquellos que realizan cosas "equívocas" de todo tipo, sean mágicas o amorosas.

Y es preferible no llevarlo con piedras negras, porque dicha protección se convertiría en problemas de comunicación.

Su mejor actuación se produce sobre el segundo y el tercer chakra.

Cuarzo ahumado: Piedra de los sueños

Es una piedra de alta frecuencia emocional y de enormes poderes curativos, utilizada como ayuda en la meditación ayuda al ser humano a cambiar por sí mismo sus niveles de conciencia.
Es el cuarzo con más poder para limpiar el aura y absorver radioactividad. Se recomienda tenerla en la habitación donde trabajemos con el ordenador (cualquier cuarzo valdría pero mejor si es ahumado).
Protege contra cualquier negatividad.
Intensifica y focaliza los deseos, a la vez que relaja cuando se siente insomnio y fatiga mental.
En collar no conviene llevarlo demasiado tiempo, si las piedras son grandes y muchas.

Cuarzo rutilado: Cabellera de Venus

El gran estimulante de la creatividad artística.

Piedra muy mental, su nombre "cabellera de Venus" se refiere a la apariencia del rutilo dentro del cuarzo.


Muy buena para la meditación: Ayuda a la relajación, la clarividencia y la telepatía.

Da fuerza para enfrentarse a la realidad. Actúa sobre los chakras quinto, sexto y séptimo.

Cuarzo rosa: Piedra del amor

La más relajante de todas las piedras. Induce al bienestar físico y emocional, abriendo el corazón al afecto.

Por eso ayuda a expresar sentimientos con calma. Da seguridad en los propios sentimientos, fortalece el carácter, evitando así rígidas actitudes defensivas.
Su nombre se debe a que se ha usado tradicionalmente como amuleto para el amor. También se la ha llamado la piedra de la armonía y la paz interior.

Se recomienda para gente que se siente maltratada y falta de cariño. Y en este caso es aún más efectiva combinada con la amatista.

Descarga el ambiente de estímulos negativos y elimina el lado oscuro de los sentimientos humanos.
Sus chakras más efectivos son el séptimo y el cuarto.