martes, 25 de diciembre de 2012

La visita

Es lo que tiene este trabajo. Hay que pasar tanto tiempo sin hacer nada, esperando… Cuando vigilas en un supermercado, en unos grandes almacenes, a veces es entretenido mirar a la gente. Pero cuando, como ahora, te pasas los ratos muertos en un jodido almacén donde no ves a nadie más que a tu compañero durante horas…
-Paso mucho el tiempo pensando…
-No, pensando, no; imaginando…
-Tal vez. Pero ¿no es lo mismo?
-Eso sí que sería perder el tiempo: Comenzar una absurda discusión filosófica sobre el sexo de los ángeles.
-¿Sabes que una vez vi uno?
-¿El qué?
-Un ángel, una vez vi un ángel.
Estonces, por primera vez en diez minutos deja de pensar en la nicotina, me mira fijamente por encima del cigarrillo, entornando los ojos, como asegurándose de que efectivamente soy yo la que acaba de hablar y decir eso.
-¿Quieres que te lo cuente?
Duda un momento, lo suficiente para que yo perciba que su interés es hacia mí y no hacia el tema que trato:
-Claro.
Y da otra calada. Más allá de la nube de humo quizá me escuche, quizá no, pero me gusta encontrar a alguien dispuesto a oír mi historia. Y comienzo:
-Tengo la costumbre de dormirme escuchando la radio con los auriculares del mp4, y no es raro que a veces me despierte de pronto la voz más elevada de un locutor, o una música estridente atronándome los oídos. Pero aquella noche nada más despertarme percibí una luz inmensa en la habitación. Naturalmente pensé que estaba pasando algo en la calle, recuerdo que pensé en un incendio, porque el resplandor me cegaba, así que giré mi cabeza sobre la almohada en dirección a la ventana, pero ¡no había paredes! Veía un vacío terrorífico y profundo que se perdía en el infinito. Entonces apareción de pronto una figura masculina un tanto lejana, con pelo largo y negro, pantalones amplios y chaleco, de pie con las piernas abiertas sobre una repisa, o sobre algo que no sabría decir muy bien qué era, y junto a la figura una especie de viga de hierro. Y a continuación, mucho más deprisa de lo que lo que estoy tardando en contarlo, la figura estaba en una esquina de mi habitación, a los pies de mi cama, en el lado izquierdo –donde debería estar la ventana-, e inmediatamente la figura estaba sobre mí con sus manos unidas sobre su pecho, como si rezara, como cuando los hindúes dicen “namasté”, y el extremo superior de sus manos unidas sobre la parte izquierda de mi plexo solar, y lo más extraño, no podía ver bien su cara, solo había dos puntos de luz en sus ojos, y el resto del rostro era borroso, indefinido. Aunque todo esto sucedió con rapidez extrema, pude reaccionar a tiempo. Simplemente cuando esta figura estaba haciendo, o intentando hacer no se qué sobre mí, en mi cuerpo, en la parte izquierda de mi plexo solar, pronuncié mentalmente la palabra “no”, o debiera decir “NO” con mayúsculas, “NO ME HAGAS NADA SIN MI PERMISO”, aunque no utilicé palabras sino, cómo expresarlo, la intención, la energía que iba en esas palabras; y hubo un ten con ten entre la figura y yo, un enfrentamiento suave, tenso, que acabó con el ser desapareciendo junto con la luz y el vacío inmenso y todo volviendo a su sitio: Las paredes, la casa de enfrente, la ventana. Sobra que te diga que no fue un sueño, y que no pude volver a dormirme en toda la noche.
-Vaya, qué curioso. –Creo que lo que más le importa ahora de todo esto es que su cigarro ya se está acabando, y que pronto tendrá que comprar otra cajetilla-. Y, ¿de verdad crees que era un ángel?
-Prefiero creer esto, pero no estoy segura. La verdad, abrigo ciertas sospechas pero…
-¿Qué, por ejemplo?
-Creo que venía a una de estas dos cosas: O a curarme algo de lo que ni yo soy consciente de estar enferma, o, simplemente, quería meterse dentro de mí.
-Meterse… ¿por la cintura?
-Los espíritus entran por cualquier sitio.
-Pues se me ocurren varios mejores.
Le miro, pero él no me devuelve la mirada. Está sonriendo. Qué voy a hacer. Le río la gracia y lo dejo pasar.
-No sé, su actitud no parecía mala, el hecho de juntar las manos como si orase, puede que sea alguien que está vivo, que hacía un viaje astral y había venido a cuidar un poco de mí…
-A hacerte una visita.
-Algo así.
-¿Y por qué no te pone un e-mail, como hacemos todos?
-Puede que no quiera que yo sepa que ha estado ahí.
-Una visita anónima.
-Por eso no podía ver su cara. Seguro que era alguien conocido. Incluso puede haya venido otras veces y yo no me haya enterado porque estaba dormida. Sólo que esa vez me encontró despierta.
-¿Y eso está bien?
-¿Qué?
-Venir sin ser invitado. A mí me parece un acoso, o una especie de violación de la intimidad.
-Los onironautas son así. Van de acá para allá, a veces ni ellos mismos saben a dónde.
Nos quedamos callados un rato dejando que la palabra “onironautas” navegue por nuestra capacidad de comprensión lingüística hasta alcanzar el cómodo asiento de la racionalidad.
-¿Sabes lo que creo?
-¿Qué?
Tira la colilla al suelo mientras dice:
-En ese jodido mundo de los viajes astrales también debería haber vigilantes de seguridad.

Vida de espectro (cuento con moraleja)

 "Y otra vez lo hago: recibo la primera regañina del día porque he vuelto a quedarme dormido, y tomo de mala gana el desayuno y llego al insti y subo las escaleras hasta el aula y soporto las clases aburridas, largas, insufribles, y al salir vuelvo apesadumbrado a casa con la barriga llena del azúcar de los pasteles, así que la segunda regañina del día es porque no quiero tragarme la asquerosa comida de siempre; y me evado viendo la mierda que ponen por la tele a diario y salgo zumbando a la clase de kárate para poder ser el día de mañana un tipo duro que se ha cansado de recibir bromitas pesadas y broncas, y obtengo el sopapo habitual de ostias bien dadas, por lo que regreso a casa deprimido y a lo mejor pillo algo para evadirme más y soportar la tercera regañiña que se avecina porque hoy tampoco habré hecho los deberes y tengo que madurar y la vida es un asco, y sin darme cuenta me quedo colgado hasta que es denoche y tengo que volver corriendo por el atajo y cruzo la vía del tren y ahí viene el pasmo, las luces, la muerte, y vuelvo a ser atropellado." "Y otra vez lo hago: recibo la primera regañiña del día porque he vuelto a quedarme dormido, y tomo de mala gana el desayuno y llego al insti y subo las escaleras.... "